La testosterona es la hormona sexual principal masculina. En los hombres, juega un papel clave en el desarrollo de los tejidos reproductivos masculinos y en la promoción de los caracteres sexuales secundarios (el vello facial, la nuez, etc.).
La testosterona debe estar en niveles óptimos para las funciones sexuales masculinas. El problema surge cuando la testosterona se convierte en DHT, que es una hormona derivada de la testosterona, sintetizada entre otros sitios, en los folículos pilosos. La DHT es un tipo de hormona necesaria para mantener ciertas características sexuales masculinas. Si los niveles de DHT se desequilibran, esta puede ser perjudicial y estar relacionada con el cáncer de próstata, la calvicie masculina, etc.
Cuando la testosterona deriva en DHT y los niveles de la hormona DHT aumentan, se acorta el tiempo de la fase de crecimiento del cabello, la estructura folicular recibe menos irrigación sanguínea y los cabellos nuevos son más débiles y finos de lo normal. Al final del proceso, los folículos se atrofian y el cabello que se cae no es reemplazado por cabello nuevo, dando lugar a lo que conocemos como alopecia androgénica masculina.
Por tanto, no podemos decir que la testosterona sea la causante de la alopecia, sino que lo es una enzima (la 5-alfa-reductasa), que convierte la testosterona en DHT. A pesar de ello, hay estudios que demuestran niveles normales de DHT en personas con alopecia, lo que indica que es la sensibilidad particular de los folículos a la hormona DHT lo que causa la alopecia.
Un fármaco que ha demostrado inhibir la enzima 5-alfa-reductasa es la finasterida, que se administra via oral y, junto con el minoxidil, forma parte del tratamiento para la alopecia androgénica.
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